Nos quedamos con la pregunta "¿deberían las rentas de capital tributar como las rentas del trabajo?".
Primer aspecto (Volatilidad)
Las rentas del trabajo pueden ser positivas o 0. Si son positivas se paga el tipo correspondiente, si son 0 no se paga nada y, con fortuna (quiero decir si no eres autónomo), se cobra un subsidio del Estado. No pueden ser negativas.
Las rentas del capital pueden ser positivas, 0 o negativas. Si son positivas se paga el tipo correspondiente (15% en USA y 21% en España), si son 0 no se paga. Pero pueden ser negativas. ¿Qué ocurre entonces?. Para tener el mismo tratamiento que las del trabajo hacienda debería devolver el 15% (o 21% en España) de lo perdido al sujeto pasivo. Evidentemente no ocurre así, las pérdidas quedan en una bolsa a compensar, bajo determinados supuestos, con hipotéticos beneficios de ejercicios posteriores.
Segundo aspecto (Recaudación)
Uno puede plantearse la subida en los tipos de retención de las rentas del capital (de hecho en España se han incrementado recientemente del 19% al 21%), pero abordar demagógicamente el problema (como han hecho Barack Obama y Carme Chacón recientemente: "los ricos tienen que pagar lo mismo que la clase media"), me parece fuera de lugar.
Porque, ¿realmente creemos que si ponemos la retención de las rentas de capital a los mismos tipos que las del trabajo (máximos de 35% en USA, 52% en España y 56% en Catalunya) vamos a recaudar más?.
Recuerdo en mis años de directivo en la sede española de una multinacional con matriz en Suiza el período de crisis de principios de los 90. Ante la situación de pérdidas de nuestra compañía, el alto mando desplazado desde Zürich nos conmina a ejecutar lo que parece evidente: con la cuenta de explotación en la mano afirma, sin ruborizarse, "si incrementáis la lista de precios un 10% el tema está solucionado". En ese momento yo no ejercía la máxima responsabilidad en la sede española (y me alegré de ello). Era bastante previsible que con el incremento de un 10% en nuestra lista de precios íbamos a vender menos que antes (no estábamos sólos en el mercado). Así fué y, dos años más tarde, esta decisión le costó el puesto a nuestro DG (no al talentoso venido de Zürich).
Algo parecido podría ocurrir con nuestros "odiados rentistas del capital". Me imagino al Sr. Buffet fijando su residencia en Toronto (eso sí, comunicado permanentemente con su efieciente secretaria en Nueva York), o al Sr. Amancio Ortega buscando piso en Oporto. Y... 75 M$ menos en las arcas de la hacienda USA.
Vaya como colofón al presente post que mis rentas de capital han sido siempre próximas a 0.
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