viernes, 6 de abril de 2012

Lección de humildad

Debo reconocer que hace unos meses me impresionó la noticia de las mediciones efectuadas en experimentos realizados en el CERN, según las cuáles habría grupos de neutrinos que habían viajado a velocidad superior a la de la luz.

Sin esperar a la confirmación porsterior de estas mediciones me lancé a divagar sobre la caída de las verdades absolutas en estos tiempos líquidos (ver mi entrada del pasado 24 de septiembre "los neutrinos y la caída de la última frontera").

Reconozco que esta semana, después de conocer la dimisión del director del experimento (por no haber podido reproducirlo en estos más de 6 meses desde la publicación de la noticia), siento un poco de vergüenza, supongo que la misma que otros colegas periodistas o científicos que habían sacado un sinfín de consecuencias del resultado obtenido. Nos pusimos a filosofar sin tener en cuenta una de las causas posibles, quizá la más probable, del resultado obtenido: un error de medida.

No nos vendrá mal esta cura de humildad. En el fondo las cosas son más simples de lo que estamos dispuestos a reconocer.

Me viene a la memoria otro caso reciente: el famoso cuadro de Goya "perro semihundido" que al ser pasado a lienzo perdió algunos detalles del fresco original sito en la Quinta del Sordo. Cuántos intelectuales (incluido el cardenal Ratzinger) se pasaron horas en el Museo del Prado contemplando la mirada supuestamente perdida del perro, atribuyéndole interpretaciones de todo tipo.
En realidad Goya pintó en el fresco un perro que miraba un par de aves (comida potencial...), no un perro que meditaba sobre su existencia. La presencia de las dos aves se descubrió recientemente al efectuar la restauración digital del fresco. Glups!.

Lo dicho, me aplico enmienda de simplicidad. Objetivos cercanos y realistas.