Escucho con avidez el relato de los experimentos efectuados en el CERN en los que han medido la velocidad de unos haces de neutrinos, con el resultado de que éstos han sido más rápidos que la velocidad de la luz, supuesta constante universal infranqueable, uno de los postulados de la teoría de la relatividad especial de Albert Einstein.
A falta de confirmación por experimentos equivalentes realizados por otros equipos de científicos independientes, estamos ante un descubrimiento notable que nos vuelve a plantear un sinfín de preguntas: ¿cómo es posible que unas partículas con masa se desplacen a velocidad superior que la pura energía?, ¿podremos, por tanto, viajar al pasado?, ¿en qué nos queda la probablemente más bella y famosa ecuacón de la historia de la Física E = m . c^2?.
Previamente la mecánica cuántica ya nos había obsequiado con una serie de principios difícilmente aceptados por nuestra intuición: el principio de incertidumbre de Heisenberg (no podemos conocer con precisión a la vez la posición y la cantidad de movimiento de una partícula), el principio de superposición (una partícula puede estar en posiciones diferentes en el mismo instante de tiempo) y el del entrelazamiento (una partícula aquí puede influir en el comportamiento de otra partícula en el otro extremo del Universo).
Es, sin duda, un fiel reflejo de nuestro tiempo: todo es cambiante, no entendemos nada, hemos perdido los referentes que teníamos, estamos sumidos en una gran confusión, pero ... es ... APASIONANTE. Dependemos de nosotros mismos, no podemos esperar que MAMÁ (Estado, Empresa, ...) nos proteja y nos diga lo que tenemos que hacer. Tenemos que ELEGIR dónde queremos estar (no olvidemos que podemos estar en lugares diferentes al mismo tiempo). Al fin, la física parece confluir con la filosofía y otorgar todo el poder sobre lo que nos ocurre a nuestro cerebro. ¿Qué queremos que nos ocurra?.
Bienvenidos los nuevos tiempos. Bienvenida la CRISIS porque nos hará más autónomos de jerarquías y más entrelazados entre nosotros, en definitiva ... más LIBRES.
PD.- Vista la incertidumbre reinante en lo que podríamos llamar materias científicas puras, no podemos esperar que nuestros políticos y economistas (científicos, digamos, más sociales) den con las soluciones óptimas a los problemas que se nos presentan. No les envidio el trabajo (en mis momentos de debilidad puede que sí el sueldo).